Como definición, sabemos que la mentira una declaración realizada por la persona que CREE o sospecha que es falsa, esperando que el resto lo crea, ocultando la realidad de forma parcial o total. Tanto las exageraciones, verdades selectivas, o tergiversar la realidad, siguen siendo Mentiras, aun siendo piadosas.
El acto es producido desde la mente consciente, vinculado y con intencionalidad y mantenida por la propia voluntad del sujeto. Para mentir no se necesita decir palabra alguna; el silencio o la omisión puede ser también una mentira.
El proceso mental de la misma, no deja de ser una elaboración compleja, mucho más complicada que la verdad, ya que surge del lado racional y emocional del cerebro.
Y todos, unos más que otros, mentimos. Lo hacemos a menudo, “sin querer” y lo peor (o lo mejor) es que hace y provoca costumbre. A veces por compasión, por influencias externas, por intereses personales,… por lo que sea.
El conflicto, no menos habitual, es cuando la mentira se vuelve en contra de nuestra consciencia y surge el autoengaño. Se produce entonces el propio conflicto en el YO consciente del que surge y donde acaba.
Desde la niñez, la persona es influida e instruida en el mundo de la mentira y desarrollada en las diferentes etapas de la vida. Muchos expertos, abogan porque el motivante principal es el factor MIEDO. Los miedos sociales, familiares, empresariales, de autoestima, de seguridad, de envidia… Tantos y tantos que nos hacen nuestra vida un poco más difícil y complicada. Por que, pensemos que luego, hay que vivir con la mentira que sólo es sanada con la asunción de la verdad y el pago del posible daño o perjuicio provocado.
Adjunto el Teaser de la película “Mentiras y Gordas” de Albacete & Menkes (2009) en el que un grupo de jóvenes adolescentes se ven inmersos en el auto engaño de sus propias personas sin valentía de afrontar sus verdades como personas y alimentándose de drogas, sexo, secretos, confusión, noche, fiesta y mentiras, muchas mentiras que reflejan por desgracia un pequeño nicho de nuestra sociedad adolescente. No son conscientes que en ese viaje iniciático una vez comenzado no se puede dar marcha atrás, que las mentiras se van haciendo cada vez más grandes, y que a veces amar significa hacer daño.
Contesto pues, a la pregunta del título del post: Si, no te mientas….